I. Los lenca II. Los garífuna

I. Los lenca

Introducción a la comunidad:

Los lencas son una comunidad indígena de El Salvador y Honduras. Antes del siglo VI, eran muy poderosos y hablaban lenguas como pipil, poton lenca y chilanga, que ya no se hablan debido a la colonización española. Controlaban muchos ríos desde El Salvador hasta Honduras y sur de Guatemala, vitales para su cultura, alimentación, transporte y espiritualidad. El catolicismo reemplazó sus creencias, pero hoy practican ambas religiones. Sesenta por ciento de los indígenas en Honduras son lenca, viviendo principalmente en comunidades montañosas. La cerámica y el turismo cultural son importantes para su economía. Un problema moderno es la lucha por sus tierras y derechos.

Los lugares sagrados:

El río Gualcarque es muy importante para los lencas. Se encuentra en Intibucá, en el occidente de Honduras. Los lencas creen que los espíritus de mujeres y niños viven en el río, lo consideran sagrado. Usaban el río para bañarse juntos y es una fuente de agua crucial para su agricultura. En los últimos diez años se ha intentado construir la represa hidroeléctrica de Agua Zarca sobre el río, lo que afectaría el acceso de los lenca al agua y sus granjas, violando sus derechos. Las protestas han sido reprimidas violentamente en el año dos mil dieciséis, cuando los militares mataron a Tomás García.

El animal sagrado:

Los jaguares son sagrados para muchas comunidades lencas. A los lencas se les llama lepa wiran, que significa la gente del jaguar, porque su fuerza y peligro mostraban que estaban conectados con los dioses. Creen que todos los animales son sagrados, pero tienen una leyenda particular sobre un jaguar. La leyenda es sobre una princesa lenca llamada Comizahuatl (jaguar volador). Comizahuatl usó su magia para ayudar a su pueblo, por lo que la adoraban. Ella nunca se casó, pero tuvo tres hijos que podían convertirse en jaguares, protegiendo y cazando para la aldea, lo que se refleja en cerámica y joyas moderna.

Honduras, poema lenca de Melissa Cardoza, leído por Grimm Page.

II. Los garífuna

Introducción a la comunidad:

La comunidad garífuna en Honduras tiene una cultura rica y única. Son descendientes de indígenas arawak y africanos, y viven en la costa caribeña, desde Cortés hasta Plaplaya. Su vida está conectada con el mar; los hombres y mujeres pescan y recolectan mariscos, una parte esencial de su dieta. También practican agricultura, cultivando maíz, frijoles y plátanos, aunque enfrentan desafíos por el clima caliente y húmedo. La música garífuna, con tambores y la danza Punta, celebra su herencia y une a la comunidad. Continúan luchando por sus tierras y derechos contra el gobierno hasta el día de hoy

Los lugares sagrados:

Dangriga, en Belice, es un lugar especial para los Garífuna. Es su capital sagrada y el primer lugar donde llegaron en Belice. Aquí está el Museo Gulisi Garífuna, donde se aprende sobre su historia, arte y espiritualidad. Los Garífuna celebran el Dügü, un ritual en el templo Dabuyuba en Dangriga para la salud y conexión con los antepasados. También, la música y el baile punta con tambores son esenciales en su cultura. Cerca del mar, la pesca es vital para ellos. Además, la selva y lugares como Chan Chich Lodge muestran su riqueza cultural con comida y música.

El animal sagrado:

El tucán era un animal especial para los garífunas. Representaba la naturaleza, la libertad y los mensajes de los espíritus. Vivían en bosques tropicales, y el tucán era un símbolo sagrado en sus canciones e historias. Ver un tucán era un signo de buena suerte o un mensaje importante, por lo que lo protegían. Los ancianos usaban cuentos sobre el tucán para enseñar a los niños el respeto por la naturaleza y el equilibrio con el medio ambiente. Respetar al tucán era una forma de honrar a sus ancestros, el mundo espiritual y la conexión con la naturaleza.

El cuento de Yurumein, historia garífuna leída por Dylan O’Connor.